A corazón abierto
Desconectados de la red
Ninguna de las conexiones de los diferentes aparatos funcionaba. Ni ordenador, ni cargadores de móviles, ni MP3, ni el televisor. Ni siquiera el frigorífico.
¡Qué sensación tan extraña! El silencio se apoderó de nuestro hogar. Todos los miembros de nuestra familia nos mirábamos, como si fuéramos habitantes de una gran ciudad que se cruzan en una gran calle. Desconocidos, ignorantes.
La ausencia de ondas, sonidos e imágenes había cambiado el ambiente. Tomamos consciencia de que en aquella casa vivía alguien más, además de los equipos desenchufados.
Cuando intentábamos decir palabras solo podíamos emitir: Pin, código,e-mail, icono, links, msn,sms, web, . Palabras todas ellas de última generación. Las miradas se cruzaban, frías, distantes. Los ojos sólo anhelaban encontrar un enchufe donde conectar, lo que pareciera el motivo de la existencia. Aquellos elementos de nuestra era moderna nos habían atrofiado la capacidad de hablar, de comunicarnos. Los sentidos, hasta el sentido común, habían perdido su función.
El agudo sonido del despertador me hizo volver a la realidad. Eran las seis y tenía que ir a trabajar.
¡ Sólo fue un sueño¡ ¿O no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario