martes, 20 de diciembre de 2011

Regalos que no se pueden romper

Faltan pocas semanas para que  los sueños  de pequeños y grandes se hagan realidad. Unos están deseosos de abrir los paquetes multicolores; otros, ver cumplidos sus proyectos  anuales; otros, esperan...

Son fechas  conmemorativas, unos de sus creencias, otros de sus recuerdos, otros de sus olvidos. Son  días  de nuevos propósitos,  de reflexión. Pareciera como si un solo segundo, el paso del 2011 al 2012, fuese un acontecimiento mágico.


Los regalos se convierten en la expresión material del cariño, de la amistad.
Muchos de estos objetos, a través del tiempo, se quedarán en el olvido, rotos, embalados…, en algún rincón de un trastero.


Hay “regalos” que no se pueden romper. Aquellos que con el tiempo perduran, aquellos que forjan vidas, aquellos que nos hacen levantar la mirada al cielo en tiempos de dificultad, aquellos que elevan nuestro espíritu, confortan nuestra alma y dan fuerza  a  nuestro cuerpo. “Regalos” que traspasan los tiempos, “regalos” que permanecen   en las diferentes  situaciones que surgen en nuestro caminar diario.

Envolvamos en telas de seda  la fe, la amistad, la bondad, la compasión, el respeto, la compresión, la generosidad, la honradez, la esperanza, el esfuerzo, la gratitud, la ilusión, el tesón y la ternura.

“Regalemos” estos valores  con la total convicción  de su efectividad en las vidas de aquellos  que los practican.  Propongámonos  ser en nuestro caminar diario portadores de estos “regalos”, regalos que no se pueden romper.

Antonio Gutiérrez


“ Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una pena compartida es media pena”

Compartamos la Navidad todo el año, multipliquemos las alegrías, aliviemos  las cargas y  contribuiremos en la salud y calidad de vida de nuestra sociedad.

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